Cuentoterapia y TCA: Una Visión desde los Cuentos
Amalia Marimbaldo
Licenciada en Economía y estudiante de psicología. Tarotista y cuentoterapeuta.
Dentro del ámbito de acción de la Cuentoterapia® me gustaría mencionar los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA). Este es un tema complejo que ha experimentado un notable aumento en los últimos tiempos, agravado por las circunstancias generadas por la pandemia de COVID-19 y el empeoramiento generalizado de la salud mental a nivel global debido a estas circunstancias.
A pesar de que sería tentador culpar a las redes sociales por crear un estereotipo de belleza inalcanzable y por idolatrar la delgadez y la juventud como objetivos vitales, lo cierto es que este tipo de patología se ha documentado desde hace siglos. Se cree que la exaltación de los ayunos como penitencia religiosa y esa aura de perfección que rodeaba a las santas y místicas que los practicaban eran una manifestación de anorexia propia de esa época. Lo que sí permanece constante a lo largo del tiempo es una búsqueda de la perfección que nos lleva a la insatisfacción de manera inexorable.
Los TCA son afecciones psicológicas graves que se caracterizan por patrones de alimentación perturbados y comportamientos relacionados con la comida y el peso. Las personas que los padecen suelen tener una obsesión con la comida, el peso corporal y la figura, lo que puede llevar a graves problemas de salud física y mental. Los más conocidos y habituales serían la Anorexia Nerviosa (AN a partir de ahora) que se caracteriza por una restricción severa de la ingesta de alimentos y un miedo intenso a ganar peso, llevando a una pérdida de peso extrema y una percepción distorsionada del cuerpo; y la Bulimia Nerviosa (o BN) por implicar episodios recurrentes de ingesta excesiva de alimentos (atracones) seguidos de comportamientos compensatorios inapropiados, como vómitos autoinducidos, uso excesivo de laxantes o ejercicio excesivo, para evitar el aumento de peso. Estos trastornos son más prevalentes en chicas adolescentes, aunque cada vez la edad de inicio es más temprana, siendo frecuente que se manifiesten alrededor de los 8 o 9 años. En chicos, es más común que se vean afectados por la vigorexia. También puede ocurrir que esta patología debute en la juventud tardía, teniendo un pronóstico más complicado al comenzar a mayor edad. A este nivel podríamos utilizar La niña y el monstruo1, en el que una joven se ve reflejada en el espejo con apariencia de monstruo. También es muy bonito el cuento Los problemas de jirafa2 que habla acerca del proceso que siguen una jirafa y una tortuga para aceptarse tal cual son.
Hay varias maneras en las que podemos identificar que una persona cercana está sufriendo uno de estos trastornos. Los patrones conductuales aparecen alterados de repente: la joven comienza a dar importancia a la comida, se preocupa por dejar de comer cierto tipo de alimentos. Puede empezar a comer de manera lenta, jugando con la comida en el plato, masticando lentamente, se salta comidas dando todo tipo de excusas, comienza a hacer ejercicio, va caminando a sitios donde antes iba en bus. También pudiera ser que cambiara su manera de vestir por ropa más amplia. Otro factor que nos debe poner en alerta puede ser que aparezcan envoltorios de comida escondidos por la casa, pues son una señal clara de que hay atracones, y de que los alimentos que se están consumiendo por parte de la joven son malsanos.
A nivel emocional, suelen aparecer episodios de irritabilidad y periodos de disforia, mientras que cognitivamente aparece dismorfia corporal y la creencia de que se es válida conforme se adecúa al estándar físico. Todo esto tiene una consecuencia a nivel social, ya que la joven tiende a aislarse, evitando además situaciones y actividades en las que tenga que llevar poca ropa o en la que la comida esté presente.
1 Neil Irani y Park Yun, Barcelona, Juventud, 2012.
2 Jory John y Lane Smith, Barcelona, Alba, 2019.
No hay acuerdo a nivel científico sobre si se debe o no considerar a la obesidad como un TCA. En mi opinión, no es una cuestión de blanco o negro, pero aproximadamente un 40% de la población obesa sufre Trastorno por Atracón (TA). Sea como fuere, he decidido incluirlo aquí por la hostilidad que genera. Vivimos en un entorno obesogénico en el que se castiga al obeso. Con esto quiero decir que estamos rodeados de comida que está diseñada en un laboratorio para hackear nuestro cerebro y que no podamos sentir las sensaciones de saciedad. No quiero entrar en otras consideraciones por no ser objeto de este artículo, pero hay intereses políticos en juego, así como la acción de la industria agroalimentaria. Al mismo tiempo que estamos consumiendo comida malsana, los estándares estéticos nos imponen un físico muy delgado para mujeres y muy musculado para hombres. En este caso, nos podrían ayudar cuentos como Los cinco desastres3, que es muy revelador acerca de la aceptación de la propia persona y de sus limitaciones. Sobre TA yo recomendaría cuentos como El tigre que vino a tomar el té4, o Vacío5, en los que se habla de la necesidad de tapar las emociones de maneras poco adecuadas.
Según varios estudios, la hostilidad que sufre este colectivo es muy difícil de revertir. Se les considera más lentos, más estúpidos; lo tienen más difícil en un proceso de selección laboral e incluso en consulta médica se les trata como si fueran los culpables de sus dolencias. Se ha estudiado la idoneidad de trabajar a nivel social con la empatía y con un mayor conocimiento de las causas que subyacen a un cuadro de obesidad, pero sólo el consenso social, es decir, que se informe de que la discriminación a las personas obesas está mal vista, puede hacer que cambie la percepción que se tiene sobre ellas. Acerca de esta temática tenemos Malena Ballena6, que trata sobre las diatribas de una niña con problemas de sobrepeso y en la que se estimula el ejercicio físico y el entrenamiento. En esta línea, pero abriendo un poco el círculo, estaría Orejas de Mariposa7 que nos habla de las estrategias para defenderse de la crítica social, así como Héctor, el hombre extraordinariamente fuerte8, que tiene la misma temática.
Tenemos que entender que la persona obesa sufre, que no lo está porque quiere y que el hambre y la saciedad son procesos que van más allá de la voluntad. Con estos antecedentes es fácil entender por qué una persona joven quiere huir de todas las formas posibles del exceso de peso.
3 Beatrice Alemagna, Barcelona, A buen paso D.L., 2014.
4 Judith Kerr, Madrid: Harper Collins Ibérica, 2020.
5 Anna Llenas, Albolote (Granada), Barbara Fiore, D.L., 2015.
6 Davide Cali y Sonja Bougaeva, Barcelona: Libros del zorro rojo, 2010.
7 Luisa Aguilar y André Neves, Pontevedra, Kalandraka D.L., 2010.
8 Magali Le Huche, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2016.
Hay varios factores que predisponen a la persona a sufrir en un futuro un TCA. Estas condiciones no son una condena ni mucho menos, pero tendremos que estar más atentos y atentas para sortear los riesgos que se pueden dar por una combinación de factores genéticos, personales, sociales y físicos.
Numerosos estudios han demostrado que los factores genéticos juegan un papel significativo en la predisposición a los TCA. La heredabilidad de estos trastornos se estima en aproximadamente el 50-80%, lo que indica una fuerte influencia genética. Las investigaciones sugieren que existen genes específicos que pueden aumentar la susceptibilidad a desarrollar TCA, incluyendo aquellos relacionados con la regulación del apetito, el metabolismo y el sistema de recompensa del cerebro. Los factores personales como la personalidad y las experiencias individuales también son cruciales en la predisposición a los TCA. Características de personalidad como el perfeccionismo, la baja autoestima, la impulsividad y la necesidad de control están altamente correlacionadas con la aparición de estos trastornos. Además, experiencias traumáticas como el abuso físico o sexual pueden desencadenar o agravar los TCA. De hecho, la BN presenta una fuerte correlación con el abuso sexual en la infancia. Para hablar acerca del perfeccionismo tenemos un cuento tan bonito y visual como Blanco Perfecto9 acerca de la superación de las expectativas familiares, y de la conveniencia del desorden, el caos, y una manera de vivir más acorde a la propia personalidad. También me gustaría sugerir La roca10, un álbum ilustrado muy enigmático, en el que se sugiere la importancia de abrir la mente a otras visiones.
El entorno social y cultural tiene una influencia significativa en la aparición de los TCA. La presión social para alcanzar ideales de belleza poco realistas, promovidos por los medios de comunicación y las redes sociales, puede contribuir al desarrollo de una imagen corporal negativa y conductas alimentarias desordenadas. Además, la influencia de amigos y familiares, así como la dinámica familiar, pueden desempeñar roles importantes. Aquí me gustaría mencionar un cuento maravilloso, Las 3 naranjas del amor11, que aparece en el libro que acompaña al Tarot de los Cuentos, de Lorenzo Hernández y Francisco Jorquera, y en el que aparecen reflejados aspectos muy variados sobre la propia imagen. Un cuento corto que aparece en un recopilatorio, y en el capítulo dedicado a los “cuentos sufíes”, es La sopa de Hasán12, en el que se expresa de forma muy sabia, como nos creemos más importantes y visibles de lo que en realidad somos. Para explicar lo difícil que es ser fiel al criterio propio por las presiones externas a convertirnos en una versión adecuada al entorno social tendríamos El rebaño13 y Yo voy conmigo14.
Familias que enfatizan el peso y la apariencia física pueden aumentar el riesgo de TCA en sus miembros. Los factores físicos como la pubertad y los cambios hormonales también pueden predisponer a los individuos a desarrollar TCA. La pubertad es un período crítico de vulnerabilidad, especialmente en las niñas, debido a los rápidos cambios físicos y hormonales que pueden desencadenar preocupaciones sobre el peso y la imagen corporal. Además, problemas de salud física como enfermedades crónicas o condiciones que afectan la imagen corporal, como obesidad o diabetes, pueden aumentar el riesgo de desarrollar un TCA. El tema familiar aparece reflejado en el cuento de tradición oral Como la vianda quiere a la sal15, y en el cuento ilustrado La princesa NO16. En Totalmente Adrián17 vemos la necesidad de expresar nuestra verdad, y mostrarnos tal y como somos de una manera auténtica.
9 Daniel Torrent, Aguadulce (Almería), Libre Albedrío, D.L., 2016.
10 Jorge Luján, Madrid, Kókinos, 2013.
11 Cuentos al amor de la lumbre 1, recopilado por Antonio Rodríguez Almodóvar, Madrid, Alianza Editorial, 2015.
12 La sabiduría de los cuentos, Alejandro Jodorowsky, Barcelona, Obelisco, 2006.
13 Margarita del Mazo y Guridi, Madrid, NubeOcho, 2022.
14 Raquel Díaz-Reguera, Barcelona, Thule, 2015.
Estos factores interactúan de maneras complejas y variadas en cada individuo, subrayando la importancia de un enfoque multidimensional en la comprensión y tratamiento de los TCA.
Además de los factores predisponentes, los TCA pueden ser desencadenados por factores precipitantes que actúan como catalizadores en el desarrollo de estos trastornos. Los cambios vitales significativos pueden actuar como desencadenantes críticos para el desarrollo de TCA. Estos cambios pueden incluir eventos tanto positivos como negativos; tales como transiciones académicas o laborales, pueden generar niveles elevados de estrés y ansiedad, lo que puede llevar a un mayor enfoque en el control del peso y la alimentación como una forma de manejar el estrés. En este sentido, me gustaría recomendar el cuento Un monstruo viene a verme18 sobre la inevitabilidad del dolor de estar vivo/a.
También son importantes los cambios en la dinámica familiar que pueden alterar significativamente la estructura y el apoyo emocional en la vida de una persona, lo que puede contribuir al desarrollo de conductas alimentarias desordenadas. Podemos hablar también de eventos traumáticos a partir de los cuales la persona puede utilizar el control de la alimentación y el peso como una forma de recuperar un sentido de control personal y seguridad. Podría recomendar aquí cuentos ilustrados como Salvaje19, en el que se habla de la necesidad de seguir el propio instinto para estar sano/a, y escuchar al cuerpo y estar en contacto con la naturaleza. En el caso de Mimí “Tomatito”20 el tema es la timidez y la vergüenza, los cuales la protagonista del cuento vence realizando una actividad que domina.
En las etapas iniciales del desarrollo de un TCA, es común que las personas experimenten una fase de "luna de miel" con el trastorno. Esta fase se caracteriza por sentimientos positivos y de control asociados con la pérdida de peso o el control estricto de la alimentación. Durante esta etapa, las personas pueden recibir elogios y refuerzos sociales por su apariencia física, lo que refuerza aún más las conductas alimentarias desordenadas. Además, la pérdida de peso y el control sobre la alimentación pueden generar una sensación de logro, competencia y autoeficacia. Las personas pueden sentirse eufóricas y recibir comentarios positivos de su entorno, lo que refuerza su conducta. Quiero hablar
15 Cuentos al amor de la lumbre 1, recopilado por Antonio Rodríguez Almodóvar, Madrid, Alianza Editorial, 2015.
16 Martín Badía, Barcelona, Lumen, 2019.
17 Tom Percival, Boadilla del Monte (Madrid), SM, D.L., 2017.
18 En un lugar muy lejano… dentro de ti, Gerardo Gómez y Aldo Tonelli, Círculo Rojo, S.L., 2019.
19 Emily Hughes, Barcelona, Libros del zorro rojo, 2014.
20 Laure Monloubou, Madrid, Bruño, 2013.
aquí del cuento llamado Mi amor21 en el que el personaje no acaba de ser visto tal cual es, y eso incluso le provoca dudas acerca de su propia identidad.
Otra circunstancia que favorece el desarrollo del TCA es el sentido de control. Los individuos pueden experimentar un sentido aumentado de control sobre su vida y su cuerpo, especialmente en contextos donde sienten que otros aspectos de su vida son incontrolables o caóticos. Este sentimiento de control puede ser extremadamente gratificante y puede fortalecer la adherencia a los comportamientos asociados con el TCA. Es común también cierta ignorancia de las consecuencias negativas. Durante la fase de luna de miel, las consecuencias negativas de los TCA, como los problemas de salud física y emocional, pueden ser ignoradas o minimizadas. La atención se centra en los beneficios percibidos, lo que puede dificultar la intervención temprana. Nos podría ayudar en este caso el álbum Soy una diosa guerrera22 en el que la protagonista explica sus aspiraciones y su propósito femenino.
Estos factores precipitantes pueden interactuar con los factores predisponentes previamente mencionados, creando una tormenta perfecta que conduce al desarrollo de un TCA. Es fundamental abordar tanto los factores predisponentes como los precipitantes en el tratamiento y la prevención de estos trastornos.
La recuperación de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) es un proceso complejo y prolongado que requiere una intervención multifacética. Es fundamental adoptar un enfoque integral que incluya la terapia psicológica, el apoyo nutricional, el tratamiento médico y el apoyo social para lograr una recuperación sostenida, siendo el tratamiento psicoterapéutico un pilar fundamental en el tratamiento de estas patologías. Pero la recuperación de un TCA no es lineal y puede incluir recaídas. Por lo tanto, es fundamental implementar estrategias para prevenir recaídas. Aquí podríamos incluir el desarrollo de habilidades de afrontamiento y un seguimiento continuo. En este apartado, y para ir concluyendo, quiero añadir cuentos acerca de la aceptación, de la felicidad de ser quién uno/a es, y de las circunstancias vitales que algunas veces nos resultan más agradables, y otras veces son más difíciles de acometer. Estos cuentos son Yo, Ming23, Tú eres un cielo azul24, A veces25, y No quiero llevar gafas26.
El tratamiento y la recuperación de los TCA son procesos continuos que requieren un enfoque multidisciplinar y un apoyo constante. Con el tratamiento adecuado y el apoyo integral, las personas pueden lograr una recuperación sostenida y mejorar significativamente su calidad de vida.
21 Beatrice Alemagna, México, Fondo de Cultura Económica, 2009.
22 Jennifer Adams, Barcelona, Kairós, 2018.
23 Clotilde Bernos y Nathalie Novi, Barcelona, Kókinos, 2012.
24 Antonio Adánez, Barcelona, Kairós, 2019.
25 Claudia Rueda, Barcelona, Océano, México DF, Océano Travesía, D.L., 2012.
26 Carla Maia de Almeida, Barcelona, Picarona, 2019.