Pie de foto (XII)

Olor a hogar. Ese olor familiar entre página y página. La caricia suave de unas hojas amarillentas. La sensación de haber estado allí una y mil veces. Tantas, como aquellas ocasiones en las que huía de mí misma y me refugiaba entre libros prohibidos. Aquellos que habitaban las estanterías más altas. Y siempre, por encima, aquel libro misterioso. El más gordo de todos, el que más ansiaba leer. El que capitaneaba las baldas más inaccesibles con su imponente presencia aterciopelada. Ése, precisamente ése, fue el que nunca me atreví a tocar.

Hoy, los veo amontonados en una esquina de la casa. Sucios, polvorientos, aún más viejos que yo. Y quizás, incluso, más cansados. Me traen recuerdos que no quieren volver, la añoranza de no haber estado. El delirio de haberme marchado.

Hoy, las cubiertas de unos libros amontonados me muestran una vida llena de sutiles momentos.  Una vida mil veces no nombrada.  Una vida sin paginar, repleta de historias no contadas. 

Una vez abrí una página que no he terminado de pasar.  ¿Cuál fue y por qué? Es algo que sólo puede verse en el interior de ese libro misterioso, gordo e inaccesible que, aún hoy, hace temblar mis manos.

Virginia Sánchez Romo.

Licenciada en Periodismo Audiovisual. Formada en Gestalt de Infancia y Adolescencia; y en Terapia Social y Pedagogía Curativa, desde la Antroposofía. Estudiante de Cuentoterapia.

Todas las fotografías que aparecen en esta sección han sido realizadas con un teléfono móvil.

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