El devenir que va y viene

Lourdes Rodríguez Ramírez

Técnica administrativa en el servicio de atención al paciente de un centro de salud de Las Palmas de Gran Canaria. Estudiante de Cuentoterapia.

Soy Lourdes Rodríguez Ramírez, mujer, amiga, hermana, madre. De niña escuchaba cuentos y sentía que toda verdad se comprimía es esas aventuras propias de los cuentos llamados maravillosos. En todos ellos, bien que en algunos más que en otros, se contaban hazañas, hechizos, profecías, protagonizadas por los personajes más policromáticos que te puedas imaginar. Entrar en esos mundos paralelos me ayudaba a abstraerme de este mundo obsceno y absurdo en tantas ocasiones, y al hacerlo me adentraba en el terreno de la Imaginación; en esos cuentos donde las aventuras son contadas con intuición e intención. Con cuánta magia se encadenan las palabras para narrar experiencias apasionantes.

Están los cuentos con rima, con ritmo, con trampa, con mimo, con timo, con burla... Todos contienen una chispa que hace, por momentos, que te sientas en otra piel. Me muestran otras posibilidades, todas las que se pueden dar en una trama. Aunque, a priori, nos parezca que un cuento va a coger otro rumbo, cada cuento nos consuela, porque siempre genera algo nuevo, un nuevo destino y porque nos muestra otras opciones posibles. El taller dedicado al desarrollo de la asertividad me tocó el corazón de manera especialmente desgarradora. Durante el taller, Carmen González, la cuentoterapeuta que lo impartió en Gran Canaria el pasado mes de noviembre, nos hizo escoger una carta de Érase una vez, el tarot creado por Lisa Hunt e inspirado en los cuentos de hadas. A mí me tocó “casualmente” la carta llamada “La Inocencia”, que se corresponde con el primer arcano mayor, “El Loco”.

Entonces comprendí que, lo que para mí puede tener un enfoque “x”, otra persona lo puede vivir de un modo totalmente distinto. Para alguien una tirada de cartas puede ser más que una incógnita, y convertirse en una revelación. Sea como sea, lo realmente importante es vivir desde la autenticidad, algo que muchas veces cuesta reconocer. En nosotros influyen muchos factores, dependiendo del momento que estés viviendo, y la escucha interna se hace esencial para dejar fluir sentimientos que tal vez estén encapsulados. El compromiso de ponerte en la piel del otro, sin ser el otro, y hacerlo con empatía, puede generar un efecto mariposa beneficioso para todos. El cuento maravilloso de los Hermanos Grimm “El Rey Sapo o Enrique el férreo” tocó sin remedio una parte de mi, instintiva y emocional, hasta tal punto que aún me cuesta expresarlo. Sé que mi bola de oro es tomar las riendas, sin atarme a disculpas, a postergaciones, al deseo de ser la niña buena, a causas ajenas; es un darme cuenta de que, desde la humildad y la compasión se recorre el camino del virtuosismo.

Ahora, parada, pienso según escribo y siento cuán ilustrativas fueron esas contadas, algunas también “cantadas”. Y rememoro con una sonrisa esbozada cómo la vida me trajo, entre algún “cuento chino” y alguna vida contada, a un rincón de esta isla canaria y hermosa, donde se experimenta la vida con reboso, reboso de vida. Conviviendo y estando atentos logramos ver nuestras luces y sombras compartidas, y nos damos cuenta de que, desde la honestidad nos enriquecemos; que cuestionar esto o aquello es absurdo y que dejando un espacio de libertad de movimiento la experiencia se hace ilustrativa para todos. Este lugar es un remanso de paz, aunque me mueva y me remueva el piso donde habito, es un tránsito en el que me siento arropada por personas muy especiales.

En la Finca Anatot surgen nuevos hallazgos. Allí llegamos y de allí salimos a vivir con más intención, entre taller y taller… En este espacio creativo ubicado en el norte de Gran Canaria es donde vienen realizándose desde el comienzo los talleres de Cuentoterapia. ¡Tal vez fue puesto allí por salacadula machicabula y maracatú! Empezamos con un grupo muy comprometido de asistentes a trabajar en el consciente, inconsciente y supraconsciente de la mano de Lorenzo Hernández Pallarés, con absoluta confianza; ya que él nos conduce con mucha habilidad y humanidad a rincones en donde podemos escarbar para sacar luz donde antes había alguna telaraña distraída. También tengo mucho que agradecer a Carmen González, que tiene una sensibilidad especial para tratar de forma ligera y amena tanta información condensada. El punto dulce y musical lo ha puesto Mariam López, cada vez que ha venido acompañando a Lorenzo. Acierta con cada canción que elige. Siempre digo que la música cantada me ha salvado siempre, y realizando estos talleres entendí que yo no era la única que sabía que la vida toca bailarla de frente. Y digo de frente porque, gracias a la música me reencuentro con mi musa y con mi demonio, con mis alegrías y mis penas. Las canciones son necesarias para aflorar a la superficie con honestidad y estabilidad, porque la vulnerabilidad nos ayuda a vivir. Recuerdo especialmente el día que escuchamos “Loca”, un tema de Silvia Pérez Cruz, una cantante a la que sigo hace algunos años.

A través de los símbolos que conforman el lenguaje universal de los cuentos traducimos la sustancia del inconsciente, que cala en cada célula de la piel, ayudándote a revisarte para luego resurgir, a veces, de tus propias cenizas. Llegar a bucear en el niño interior es muy sanador y me sobran palabras para agradecer mil y una noches, todo lo que está engendrando en mí esta temporada de inmersión en la Cuentoterapia . Veo que tenemos dos grandes aliados, así que dejémonos de cuentos y pongámonos manos a la obra sublime que existe en cada uno de nosotros, la que pone un granito de arena y deja espacios para que la vida fluya con entusiasmo y compromiso en armonía.

Hay una memoria colectiva que conduce al sendero evolutivo de los cuentos, tal vez porque emana de seres con sabiduría y con una conexión sublime, o simplemente instintiva e inocente, constante, que no muta porque es la propia Savia de la Vida, y que nos muestra un montón de posibilidades. La palabra acoge las grandes historias, no por su densidad sino por su capacidad para trasmitir emociones, y esas historias son esencialmente grandes salvadoras. Esos buenos cuentos nos ayudan a llegar al origen, que es el único lugar al que recurrimos para liberar la herejía, el entuerto, el hechizo que nos posee. Allí, con una varita, con un trono reconocemos la verdad, dotados con el más puro discernimiento. El camino puede ser largo, arduo, sombrío, bochornoso, inhóspito y luminoso también…las herramientas que tenemos a nuestro alcance son tan valiosas: una mirada, un paso atrás, un encuentro casual, una proposición indecente, todo se vuelve un reto si atiendes a ello con los ojos abiertos.

Y si me atrevo y aleteo mis alas

…y si resulta que vuelo

…y si vuelo y disfruto del paisaje

…y si el aire adquiere una nueva dimensión

…y si siento respirar cada poro de mi piel

…y se expande mi pecho

…y engendra una nueva semilla

…la Semilla del Amor.

Aquí, en mi tierra, había mucha tradición de narración oral, solo que se ha ido perdiendo por falta de voluntad política, y por un complejo de inferioridad absurdo que viene de circunstancias históricas más relacionadas con la colonización y la época de la dictadura que con otra cosa. A nivel general puedo decir que se desconocen muchos símbolos identitarios. Ya sabemos que amar es conocer y la falta de educación ha mermado nuestra cultura tradicional. A pesar de todo sigue habiendo personas reconocidas por su virtud como contadores. Yo recuerdo a mi abuela, cómo recitaba historias sobre las costumbres de esta tierra. Siendo este un lugar abierto al crecimiento literario y artístico de toda índole aparecen expresiones creativas en múltiples disciplinas. Valoro inmensamente la riqueza creativa que alberga este rinconcito del mundo, lleno de matices que son fruto de la multiculturalidad que nos proporciona esta situación geográfica. Se nos atribuye la cualidad de ser gente hospitalaria, y en parte creo que se debe a la amalgama propia de una zona abierta al mundo. Me gusta ver con romanticismo esta apertura al mundo, la capacidad que tenemos para sentir que somos de aquí y de todas partes al mismo tiempo.

Bueno, volviendo a mi experiencia personal en esta aventura de la Cuentoterapia, quiero decirles que mis expectativas no eran muchas. No me las creé, porque sentía que entrar desde ahí podía limitar la vivencia. He descubierto que la tradición oral es abordada con mucha profesionalidad y también que se respeta cada proceso personal. Se conceden espacios de silencio cómplices, cuando emergen situaciones que los piden, y se deja que todo acontezca libremente. De esa manera, en cada taller sentimos esa magia sutil que debe acompañar cada proceso vital. Agradezco la propuesta que me hizo el editor de este blog para poner letra a lo que estaba amontonado en mi mente, y darle forma con su ayuda.

La terapia de grupo me parece una labor encomiable. Potencia nuestro crecimiento y, además, este es un camino que comparto con mi compañero de vida y que nos está sirviendo para acompasarnos. Reconozco algo mío en cada uno de los participantes en cada taller, porque en sus sombras, en sus flaquezas, en su valentía y en su Luz, hay una sustancia común que nos define como una sola cosa, pero que se dispersa como gotas de agua de un riachuelo; hay consciencia en movimiento… somos eternos aprendices, siempre niños, descubriendo un mundo en el que nunca las cosas son lo que parecen. Gracias por llegar hasta el final de este relato. Cuéntense muchas historias, historias que les sirvan para experimentarse. Sean profundos y ámense mucho.

Abriendo puerta y cerrando heridas.

Feliz Año 2022.

Las dos pinturas que ilustran este artículo son obras del pintor canario Nicolás Massieu y Matos. Sus títulos son, respectivamente, “Paisaje de Gran Canaria“ y “Mi madre“.






























































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