El estoicismo en los cuentos

Amalia Marimbaldo Rosa

Licenciada en Economía y estudiante de psicología; tarotista y cuentoterapeuta

Un estoico es alguien que convierte el miedo en prudencia, el dolor en capacidad de transformación, los errores en fuente de aprendizaje y el deseo en iniciativa.

(Nassim Nicholas Taleb)

Actualmente estamos asistiendo a un resurgimiento de la filosofía estoica. Sus enseñanzas se han afianzado entre emprendedores, psicólogos, militares y atletas. Influyentes pensadores contemporáneos como Massimo Pigliucci, Ryan Holiday, y Nassim Nicholas Taleb, así como Marcos Vázquez y J. A. Cardona en España, han recogido el testigo de pesos pesados del calibre de Séneca, Marco Aurelio, y Epicteto. Pero aquí estamos hablando de cuentos, ¿verdad? Aquí va una leyenda que utilizaban los antiguos para explicar esta filosofía:

Hércules llegó a un cruce de caminos, sin saber hacia qué dirección dirigirse. Y, hete aquí, que se le aparecieron dos hermosas mujeres. Una de ellas era Kakia (el vicio), que prometió a nuestro héroe un camino fácil, lleno de placeres físicos, riqueza, y que le mantendría alejado del dolor y del sufrimiento. La otra dama se llamaba Areté (la virtud), y le ofreció un camino duro y pedregoso, lleno de fatigas y tribulaciones, pero que le conduciría a la excelencia, el honor y la gloria. Solamente así podría lograr la felicidad (o eudaimonia) al ponerse a prueba y desarrollar todo su potencial. Hércules eligió el camino de la virtud, acometiendo así sus archiconocidos doce trabajos.

Los estoicos*1 se alejan del placer y la voluptuosidad, y cultivan la sobriedad y el sentido de la responsabilidad, mirando hacia el interior para encontrar esa eudaimonia. Este movimiento interior nos lleva de vuelta al mundo, después de haber encontrado la paz, en un estado de “ensimismamiento” o quizá... mindfullness. El interior de cada uno y una es el propio refugio o “ciudadela interior”, en palabras de Marco Aurelio (recuperadas por Pierre Hadot en un libro así titulado). Si pusiéramos un nombre arquetipal a ese “ensimismamiento” quizá sería El Colgado –como figura del Tarot– y el cuento que lo representa en el Tarot de los cuentos de la península Ibérica, “Los siete cuervos”.

El estoicismo nació como una opción filosófica en un momento de crisis. La orientación eminentemente pragmática de esta filosofía fue una de las causas de que arraigara tanto y tan pronto en el mundo antiguo. Probablemente haya vuelto a arraigar debido a la crisis de sistemas y de valores a la que estamos asistiendo. Para el estoico, libertad no es poseer un consulado o una provincia, sino el conocimiento de cómo debe vivir el sabio para serlo. De esta manera, los estoicos solamente se poseen a sí mismos, evitando riquezas, mezquindades y honores, para sostenerse en su propia serenidad. Esta serenidad quizá pudiera corresponderse con aquellos que representa el arcano La Estrella y su cuento, “El pavero del Rey”. Tanto el hedonismo como la eudaimonia son opciones estudiadas por la psicología positiva para explicar el concepto de felicidad, así como el enfoque del bienestar en las aplicaciones psicosociales. Lo podemos observar en autores como Deci y Ryan –en su Modelo de Autodeterminación–, en el Modelo de Salud Mental positiva de Carol Ryff, y en las formas de vida que nos llevan a la experiencia de felicidad que propone Martin Seligman.

Solemos tener la visión de que la filosofía estoica es dura, rígida y que nos lleva por el camino de la ascesis. La expresión “soportar estoicamente” nos transmite la impresión de que es necesaria una alta tolerancia al dolor y al sufrimiento, dicho vulgarmente: “aguantar lo que te echen”. Pero el estoicismo no va de buscar el dolor, ni de suprimir los placeres o las emociones. Va de reconocerse, de aprender cuáles son nuestros mecanismos internos, y entenderlos para no dejar que nos sobrepasen y nos hagan actuar contra nuestros principios y valores. Va de saber qué es lo que podemos cambiar y qué es lo que está fuera de nuestro ámbito de control, y actuar en consecuencia. Y también va de convivir con la inevitabilidad de la muerte, y va de afrontarla como una compañera que nos da la lucidez necesaria para transitar por el sendero de la virtud.

También ha perdurado una visión del estoicismo como indiferencia o poca pasión por la vida. Pero el conocimiento y templanza de nuestras emociones no tiene que ver con la falta de implicación en las tareas vitales. Es más, esta filosofía influyó sobre Aaron T. Beck, creador de la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), y sobre Albert Ellis, creador de la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC). El primero nombró los pensamientos negativos y ayudó a sus pacientes a identificarlos y evaluarlos, para ponerlos en perspectiva y actuar de manera más funcional. En el caso de Ellis, su terapia ayudaba a sus clientes a cambiar sus creencias rígidas y a someterlas al control de la racionalidad. Epicteto decía que debemos ejercitarnos en decir a nuestra mente: “No eres más que una simple representación, y de ningún modo la cosa que representas”. También es cierto que esta filosofía tiene sus limitaciones. Sabemos que hay otros determinantes en la felicidad y en la salud mental de una persona, con todo, el estoicismo sí que proporciona herramientas que nos pueden ser útiles en nuestro día a día.

Lorenzo Hernández siempre nos dice que las y los protagonistas de los cuentos son guerreras zen, y yo encuentro similitudes entre la aceptación y la entereza que les hace seguir adelante en las condiciones más adversas, y las máximas de esta filosofía de vida. A continuación resumiré cuáles son los principios que rigen la vida estoica*2 (aviso de que esta no es una lista de hechizos sacados de la saga Harry Potter, sino una decena de valiosas expresiones en latín):

Memento mori. En tiempos antiguos, en las celebraciones de las victorias, cuando un general desfilaba por las calles de Roma, un sirviente le recordaba con esta frase su naturaleza humana, para mantenerle con los pies en el suelo y evitar que fuera víctima de su soberbia. Vendría a significar la consciencia de la inevitabilidad de la propia muerte.

Esta inevitabilidad es contemplada por un cuento tan nuestro como “El peral de la Tía Miseria”. Los cuentos nos ayudan a tomar conciencia de que vivimos con la muerte sobre los hombros, y de que no podemos permitirnos perder el tiempo. Además del famoso Así es la vida, de Ana-Luisa Ramírez y Carmen Ramírez, nos encontramos álbumes ilustrados como Es así, de Paloma Valdivia. En ambos, sus protagonistas nos enseñan que, para vivir una vida plena, es necesario confrontar los momentos de ganancia y de pérdida, la alegría con la tristeza, y comprender que todo en esta vida es temporal. En La línea de la vida, Davide Cali nos muestra que la vida se nos va esperando que pase el tiempo, o que pasen cosas, o que lleguen acontecimientos. Otro cuento que expresa poéticamente cómo es vivir con la consciencia de que la muerte nos sigue es El pato y la muerte, de Wolf Erlbruch. El pato protagonista siente, en un momento del cuento, que esta presencia no es tan terrible: “La muerte le sonrió con dulzura. Si no se tenía en cuenta quién era, hasta resultaba simpática; incluso, más que simpática”. Otro cuento maravilloso que nos acerca a la experiencia de saberse mortal es “La Peregrina”. En él hay muerte, seguida de una resurrección. Tras una experiencia iniciática de tal calibre, después de obtener de la vida una segunda oportunidad, solamente es posible dejar de ser “muertos y muertas en vida”.

Éste es nuestro gran error: pensar que esperamos la muerte. La mayor parte de la muerte ya se ha ido. Cualquier cosa que haya pasado es propiedad de la muerte. (Séneca)

Amor fati. Se podría traducir como “amor al destino propio”. Los estoicos solían contar la historia del perro y la carreta: Una mañana, un perro fue atado a una carreta, al igual que dos fuertes caballos. Estos jamelgos iniciaron la marcha, lo que a nuestro animal no le gustaba nada. Se dio cuenta de que tenía que elegir entre dos opciones: caminar junto al carro al ritmo de los caballos, intentando disfrutar del paseo; o negarse a avanzar, con lo que los rocines acabarían arrastrándole. Llegaría al mismo destino, pero la experiencia vivida en uno y otro caso sería muy distinta.

No se trata de resignarse, sino de evitar desperdiciar tiempo y esfuerzo inútilmente. Este es un error en el que no cae la mayoría de las y los protagonistas de nuestros cuentos. Muchas de ellas son abandonadas en el bosque, o han de salir de la casa de sus progenitores para buscarse la vida o para huir de una situación insostenible. En el caso de “La niña de los tres claveles”, sus compañeras, por envidia, cuentan a la patrona un bulo, acerca de cuánto presume la niña de su capacidad para lograr ciertas hazañas. Y esto hace que la protagonista tenga que enfrentarse a la realización de unas tareas imposibles. En “La amiga leal”, una de las protagonistas acepta las consecuencias de haber sido víctima de una maldición. No puede hacer nada por cambiar el pasado, pero sí que hace todo lo que está en su mano para solucionarlo. La protagonista de “Cabeza de borrico” tiene que caminar hasta gastar siete pares de zapatos de hierro, para hacerse perdonar por su marido y para demostrar que su amor es real. Las pruebas son duras, pero ninguna de nuestras protagonistas se instala en la queja, sino que sigue adelante haciendo su camino. Me gustaría nombrar aquí al peculiar antihéroe de un álbum ilustrado, que debe acomodarse a lo que la vida le pone por delante: Su nombre y su título es Camuñas, de Margarita del Mazo. Clara, que es una niña muy lista, lo engatusa para que crea que es Pirujo. Aunque en un primer momento se resiste, en cuanto se mira al espejo se recompone y se acaba reconociendo como Brujo Pirujo. ¡Y hasta acepta una manicura!

Acepta lo que venga tejido en el patrón de tu destino, pues… ¿Qué podría ser más adecuado para satisfacer tus necesidades?

(Marco Aurelio)

Fateri errata. Viene a consistir en una aceptación de los errores, sabiendo que estos constituyen un paso más hacia la mejora de una misma. Tras cometer un error, es necesario perdonarse, aprender a fijarnos en lo que sí hemos logrado y centrarnos en la acción correcta en el presente. Se trata de asumir la responsabilidad, no de culparse. Eso es lo que le ocurre a Perico, el hermano más díscolo del cuento “Los dos hermanos”. A pesar de sus errores, a pesar de dejarse engañar tres veces por una princesa, y de que ésta le arrebate los regalos que le dio su hermano, que es el mismísimo Papa de Roma, él sigue buscando maneras de deshacer el mal, y así llega a recorrer el camino del aprendizaje espiritual. Algo parecido le sucede a la heroína de “Las tres naranjicas del amor”, que se deja engatusar por una hechicera, y en vez de maldecir su error se sigue acercando al palacio, aún convertida en paloma, para poder ver al príncipe e intentar deshacer el entuerto. En el cuento ilustrado Madrechillona, de Jutta Bauer, la mamá pingüino es capaz de volver sobre sus pasos, y decir “lo siento” tras desarmar a su hijo con un grito, asumiendo la responsabilidad de recomponerlo. Lo contrario le ocurre al antihéroe de La roca, de Jorge Luján, un niño que se enfrenta a una roca que no le dejará salir del pueblo a menos que él responda correctamente a una pregunta. A diferencia de otros niños, él no es consciente de que se ha empecinado en dar a la roca una respuesta tan poco imaginativa que nunca le permitirá cruzar las fronteras.

Así como un racimo de uvas o un higo, la excelencia no nace de la nada. A los que desean un higo, les diré que tengan paciencia.

(Epicteto)

Infortunii viventem. Sería una experiencia de frugalidad. Los estoicos querían evitar el peligro de dejarse llevar por los placeres y la comodidad, así que practicaban periódicamente la renuncia voluntaria al confort. Eso nos hace estar más preparados ante los contratiempos y los envites del destino. Esta frugalidad no es aplicable solamente en el dominio físico, sino que también se puede practicar en lo psicológico, que viene a ser lo que ahora se conoce como “salir de la zona de confort”.

Aunque muchos de los héroes y heroínas han de salir del hogar paterno porque son expulsados o porque no tienen más remedio, hay varios ejemplos de protagonistas que desean salir al mundo en busca de aventuras, enfrentando esta experiencia de escasez. Eso es lo que ocurre al menor de los hijos del pescador en “La Serpiente de las siete cabezas y el Castillo de Irás y no Volverás”, que decide salir en busca de fortuna. La heroína de “Como la vianda quiere a la sal” sí que es expulsada, muy por las malas, del hogar de su padre, pero es capaz de entender que, para sobrevivir en el castillo, es necesario renunciar a sus ropajes, y convertirse en un muchacho zafio y poco amante del aseo que ejerce el oficio de pavero. También tenemos el ejemplo de “La amiga leal”, cuento en el cual nuestra protagonista sólo ofrece a sus vecinas la mitad de un fruto seco. La hermana que es capaz de compartir en silencio esa comida frugal, será la que se convierta en su fiel amiga. En el álbum ilustrado El regalo, de Gabriela Keselman, el niño protagonista no ansía regalos materiales, sabedor de que hay cosas más importantes, aunque sus progenitores andan muy preocupados por colmarle de regalos tangibles. Tampoco la niña protagonista de Salvaje, de Emily Hughes, se deja seducir por las comodidades materiales. Ella es feliz en el bosque y no quiere renunciar a una vida conforme a la naturaleza.

La incomodidad es un maestro sabio. (Caroline Myss)

Apatheia. Se puede traducir como inteligencia intrapersonal. No es apatía, ni indiferencia, sino autocontrol. Se trata de mantener un estado de ánimo sereno, a pesar de lo que esté ocurriendo a nuestro alrededor. Las dificultades forman parte de una vida plena, y el objetivo no debe ser eliminarlas, sino mantener la paz mental a pesar de los problemas. Es lo que hacen nuestros héroes y heroínas, a pesar de todas las vicisitudes que les ocurren. Es el caso del protagonista de “Blancaflor, la hija del Diablo”, que se equivoca y toma la espada y el caballo que no es. Pero no se lamenta, ni se queda paralizado, sino que sigue confiando en su anima, y acepta las consecuencias. Tampoco se rinde Perico, en el cuento “Los dos hermanos”, cuando pierde todos los regalos que le ha entregado su hermano Juan, a manos de una princesa demasiado “hábil”.

También encontramos muestras de apatheia en los cuentos ilustrados. El autocontrol es la lección que aprende y va desarrollando Malena, en Malena Ballena, de Davide Cali. Gala, en el álbum La máquina de fabricar besos, de Agnès de Lestrade, no deja que la rabia y el resentimiento la acometan, después de sanar del hechizo lanzado por un brujo con el que ella no se había querido casar. En vez de ello, se dedica en cuerpo y alma a su nueva misión de contar historias.

Le dices a tu mente que estás dispuesto a hacer lo que sea necesario para llegar al otro lado. (David Goggins)

Sympatheia. Es el equivalente a Inteligencia Interpersonal, y a empatía. A pesar de la imagen que ha llegado hasta nuestros días, los estoicos no eran distantes, sino que tenían un gran sentido de la responsabilidad hacia el otro. En los cuentos maravillosos hay multitud de ejemplos de ayuda mutua. Ocurre cuando el héroe o heroína llega a una casa en la que hay una anciana que le dice: “¿Quién te manda por aquí, que tan mal te quiere?”. Podríamos nombrar de nuevo a “La amiga leal”, que ayudará a la protagonista a liberarse del hechizo que le lanzó una mendiga. O a la protagonista de “Los siete cuervos”, que es capaz de pasar por muchas penurias en silencio para desencantar a sus hermanos. Empatía es lo que falta a Pelostuertos, el antihéroe de La higuera de Pelostuertos, de Ana García Castellano, que es incapaz de compartir los frutos de su árbol con los niños que pasan por allí a diario. Es el apoyo del otro lo que salva al protagonista de Nombres robados, el álbum ilustrado de Josep Antoni Tàssies. Y también serán los otros quienes den el acompañamiento necesario a los protagonistas de ¿Cómo es posible?, de Peter Schösssow; y a los de Estoy contigo, de Cori Doerrfeld. También en La calle del puchero, de Charo Pita, se abre una cadena de solidaridad, que repara los desajustes que han ocurrido en el barrio.

¿De qué sirve ser estoico si nadie se da cuenta? (Mason Cooley)

Comprehendo adventu. También se conoce como perspectiva integral. Si somos capaces de alejarnos mentalmente de nuestros problemas podremos darles su verdadera dimensión y verlos de una manera más objetiva. No es que nuestros problemas no tengan importancia, pero si no nos distanciamos, corremos el riesgo de aceptar como válidas nuestras interpretaciones, sin tener en cuenta el contexto. Y eso es lo que ocurre a las antiheroínas de “Estrellica de oro y Rabo de burro”, que son incapaces de mirar más allá, y por eso la madrastra envía a su hija al río con la ropa limpia en lugar de sucia, y con su pastilla de jabón. “Juan el Oso” sí que fue capaz, subido en su caballo alado, de ver todas las posibilidades y tender puentes entre ellas, y gracias a ello logró desarmar las mentiras de Arrancapinos y Allanamontes delante del Rey, y finalmente obtener la mano de la princesa.

A Bu, el protagonista de Buscar, el álbum ilustrado de Olga de Dios, solamente le interesa proyectar una mirada limitada sobre el mundo. Se miente a sí mismo al decirse que quiere buscar, cuando en realidad no se permite observar todo lo que hay a su alrededor. Será necesario que le suceda una experiencia desagradable para que entonces mire hacia arriba y comprenda la verdadera dimensión de su mundo. Algo parecido le sucede a la heroína de El corazón y la botella, el álbum de Oliver Jeffers, aunque ella debe ir para después volver, ya que una experiencia desagradable le hace cerrarse y será el contacto con su niña interior lo que amplíe de nuevo sus horizontes.

Como decía Platón, para hablar de los humanos deberíamos mirar todas las cosas desde la altura.

(Marco Aurelio)

Neutrum moralis. O neutralidad moral. Según esta máxima, los actos pueden ser buenos o malos, pero los eventos externos no. Se trata de aceptar que el obstáculo es el camino, en lugar de esperar que el camino sea fácil y venturoso. Eso nos da una visión más realista del mundo, y nos previene ante la frustración. En el estoicismo, son los eventos que dependen de nosotras y nosotros mismos los que pueden ser valorados como buenos o malos, pero el resto se debe tener como indiferente. Esto quiere decir que actuar acorde a nuestros valores es acercarnos a la virtud. La ventaja de este enfoque reside en que podemos dedicar nuestro esfuerzo a lo que está bajo nuestro control, desapegándonos de lo que no, y de los resultados últimos de nuestras acciones. Esto es lo que le sucede a uno de nuestros héroes más peculiares, el medio pollito. A pesar de que se le podría calificar de insignificante, no se rinde y reclama sus derechos una y otra vez ante el hijo del rey, que le ha robado su medio real. Tampoco el protagonista de “La princesa mona” se deja apabullar por su padre y sus hermanos; no sabe dónde irá, pero se deja guiar por su caballo y no se queja, a pesar de que sus hermanos le someten a una y otra prueba, antes de consentir que él se haga con el poder.

La tranquilidad ante los eventos externos la podemos ver en álbumes como Buenas noticias, malas noticias, de Jeff Mack. Tampoco parece preocuparse mucho por la opinión paterna el protagonista de Armando, de Fernando Pérez Hernando. Aunque no se le da bien la práctica futbolística, no intenta ser lo que no es, ni disimula su falta de habilidad.

Todo puede serle arrebatado a un hombre, excepto la última de las libertades humanas: elegir la actitud de uno en cualquier conjunto de circunstancias, elegir el propio camino. (Viktor Frankl)

Phroairesis. Que se podría traducir como locus de control interno. El que nuestro bienestar dependa de cosas que están fuera de nuestro control es causa de infelicidad. Y solamente están bajo nuestro control nuestras percepciones y nuestras acciones. Podemos actuar con virtud, de acuerdo con nuestros principios, pero no hay forma de asegurarnos un resultado, ya que éste dependerá de multitud de factores. Cuando conozcamos el fruto de nuestras acciones, lo aceptaremos con entereza, conjugando aquí el amor fati. Esto ocurre en muchos cuentos, como es el caso de “El gato con botas”. El hijo pequeño del molinero simplemente deja hacer al gato. Lo único que puede hacer es darle las botas y el saco, por lo demás, deja que sea él quien marque la sucesión de acontecimientos. En el caso de los cuentos ilustrados, encontramos un ejemplo notable en Los problemas de pingüino, de Jory John. Nuestro protagonista tiene un mal día y se pasa el tiempo quejándose de todo lo que no funciona. Es la morsa la que le hace mirar a su alrededor y ser consciente de todo lo bueno que le ofrece la vida. La protagonista de Un tractor muy muy ruidoso, de Mar Pavón, puede controlar su actitud y así ignorar los comentarios de la gente que va encontrando por el camino. También la protagonista de Orejas de Mariposa, de Luisa Aguilar, debe desoír los comentarios maliciosos de sus compañeras y compañeros para conservar su tranquilidad.

Si voy a morir, moriré cuando llegue el momento. Como parece que aún no es la hora, comeré, porque tengo hambre.

(Epicteto)

Circulus virtuoso. Esto no sería lo opuesto a “círculo vicioso”, sino que se refiere a la gente de la que nos rodeamos. Si las personas de las que estamos más cerca tienen costumbres o formas de ser contrarias a nuestros principios, lo mejor será alejarnos de ellas, pues de no hacerlo acabaremos convirtiéndonos en lo que nos rodea. Los estoicos procuraban estar acompañados de gente con objetivos e intereses similares, de manera que nuestras compañías nos apoyen, e incluso nos guíen en el camino de la virtud.

Muchos de los héroes y heroínas han de apartarse de gente que les hace daño. En “El pavero del Rey”, la protagonista ha de salir de casa para evitar una relación incestuosa con el padre. En “Los dos hermanos” Juan decide separarse de Perico porque éste no va por el buen camino. En Los cinco desastres, de Beatrice Alemagna, los cinco peculiares personajes toman distancia de ese otro llamado Perfecto. También la heroína de Salvaje, el álbum de Emily Hughes, ha de rehuir un entorno que le resulta asfixiante. En Pequeño Monstruo dice ¡NO!, de Kalle Güettler, Rakel Helmsdal y Áslang Jónsdóttir, nuestro protagonista también ha de actuar asertivamente para evitar que su compañero le trate mal. También podemos ver búsqueda de un círculo virtuoso en El rebaño, de Margarita del Mazo, ya que la oveja número 4 se aleja de un entorno manipulador.

Una de las cualidades más hermosas de la verdadera amistad es entender y ser entendido.

(Séneca)

Mención aparte merece el cuento “Los siete cuervos”, ya que es considerado un ejemplo de estoicismo. Muchos buscadores espirituales suponen que, para encontrar la paz, es necesaria una vida retirada. Pero la protagonista de este cuento nos muestra que no se trata de evitar los acontecimientos externos, sino de permanecer en una adecuada actitud introspectiva. Lo vamos a ver a través de las cuatro grandes virtudes, tal como las consideraban los estoicos:

Sabiduría. Sería la capacidad de actuar correctamente, en sintonía con las circunstancias. Es necesario conocer el mundo en el que nos movemos, así como nuestro mundo interno. La niña del cuento sabe hacer caso al enano, que es su voz interior y que la guiará para poder desencantar a sus hermanos.

Justicia. Para los estoicos esta virtud no está relacionada con leyes sino centrada en favorecer la vida en comunidad, sin sacar un provecho privado del bien común. Nuestra protagonista no se centra en obtener un beneficio propio, sino que todas sus tareas, todos sus desvelos y las vicisitudes que atraviesa sirven al firme propósito de conseguir liberar a su familia.

Coraje. Implica actuar correctamente, sin temer las consecuencias. Será el hecho de llevar a cabo lo que es justo, incluso en situaciones desfavorables, lo que ponga a prueba nuestro coraje. En nuestro cuento, la niña sigue adelante, incluso cuando pierde el hueso que le entrega el enano. Es tan virtuosa que sacrifica su dedo meñique para abrir la puerta de la casa donde viven sus hermanos transformados en cuervos.

Disciplina. Incluye el autocontrol y la fuerza de voluntad, siendo esta virtud una condición necesaria para la libertad ya que, quien no se domina a sí mismo, deberá doblegarse a la voluntad ajena. La heroína se mantiene firme a pesar de todos los acontecimientos que ocurren a su alrededor, sin decir palabra, tal como es necesario para completar con éxito su tarea. Cuando es condenada a la hoguera no ceja en su empeño, sino que sigue hilando, tan centrada en su trabajo que se olvida de todo lo demás.

Leamos ahora unas líneas del libro que acompaña al Tarot de los cuentos, dedicadas a la protagonista de “Los sietes cuervos”, el cuento tradicional que representa la sabiduría del arcano número XII, El Colgado: “Le demos el nombre que le demos a su actitud, la carta muestra su camino estoico, pausado, sobrio, tranquilo, altruista, aceptado desde una actitud de sacrificio consciente. Eso la lleva a ser iluminada al final, en la consecución del rescate a sus hermanos y en la realización de la unión con su animus (príncipe). Todo es debido al trabajo bien hecho. Guiada por su instinto de sabiduría (el enano sabio) que la lleva a la felicidad, no ha cejado en su empeño, no se ha apartado de su sendero ni de su tarea vital, empoderada desde su alma femenina.”

Los héroes son héroes porque tienen un comportamiento heroico, no porque hayan ganado o perdido.

(Nassim Nicholas Taleb)

NOTAS: *1 Me referiré a “estoico” o “estoicos” en masculino, en parte debido a que las figuras del estoicismo que han llegado hasta nosotros son hombres, y en parte por simplicidad. Pido disculpas si obvio en algún momento el género en la narración. *2 https://www.youtube.com/watch?v=EUO0tXbR4Po

BIBLIOGRAFÍA

  • Tarot de los Cuentos. El camino del Tarot en los Cuentos Maravillosos de la Península Ibérica. Hernández, Lorenzo; Jorquera, Francisco; y Gómez, Laura. 2019. Editorial Diligente.

  • Invicto. Logra más. Sufre menos. Vázquez, Marcos. 2019. Fitness revolucionario.

  • Manual para la vida feliz. Epicteto; Hadot, Pierre. 2015. Errata naturae ediciones.





































































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