Somos tan sólo sombras.
Figuras desdibujadas sobre fondos traslúcidos.
Mi propio mapa de vida parece no tener forma.
Sin embargo, es el que me ha servido
para llegar hasta aquí.
Gracias a él, sigo viva.
Hoy me he arrancado viejas ramas secas
que me pesaban y anclaban
a un pasado que no soy yo.
Ramas podridas, resquebrajadas y doloridas.
Hoy, las he arrancado de cuajo,
arrastrando con ellas creencias
enquistadas en las ramas más profundas.
Y se ha abierto un espacio
por donde ha entrado la luz.
He vuelto a mirarme por dentro
y me he descubierto más yo.
Hay quien recomienda una poda emocional,
al menos, una vez al año.
Yo lo haría con mucha más frecuencia.
Porque nos sobra más de lo que nos falta.
Pero con tanta rama muerta entre los ojos,
apenas somos capaces de ver nada.
Yo limpiaría esas ramas torpes que ensombrecen y coartan.
Esas que no nutren y nos desgastan.
Y dejaría desnudarse a lo innombrable.
Dejaría que la creación sola, se expresara
a la luz de nuestras sombras.